lunes, 27 de noviembre de 2017

Las entrañas del coltán (II)

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  • Algunos analistas o cazadores de desastres aseguran que hemos entrado en la fase de “africanización de la sociedad venezolana” para referirse a la guerra del coltán, pudiendo ser el caso venezolano, por el contrario, una referencia mundial de cómo es posible desarrollar la minería y resarcir el impacto ambiental que ella produce
A la entrada de Parguaza


He leído su expediente, Cabo. Venezuela, ¡eso era un bosquecito! Nada que ver con esto, tienes valor para andar en este vecindario.
Coronel Miles Quaritch. Avatar.


César Vázquez

El 15 de enero de 2010, el presidente Hugo Chávez anunciaba al país:
“Hemos descubierto, en 2009, los primeros vestigios de lo que pudiera ser una gigantesca reserva de un mineral estratégico, y es bueno que el país comience a saberlo… Todavía no sabemos la cantidad que tenemos, pero por las informaciones que llegan es una reserva grande y pudieran aproximarse a 100 mil millones de dólares”.
El Estado venezolano oficializaba así la noticia: Venezuela posee uno de los yacimientos más grandes de coltán sobre el planeta. Antes, las mafias de saqueadores habían descubierto y tenían un tiempo extrayendo ilegalmente este mineral compuesto por tantalita y columbita, esencial para el desarrollo de las industrias de telecomunicaciones y aeropespacial. El decreto del Arco Minero del Orinoco y las primeras acciones sobre el terreno pretenden detener el saqueo y aprovechar esos recursos para las arcas de la nación.
Casi simultáneamente a ese anuncio se estrenaba la película Avatar, de James Cameron, una de las más taquilleras de la historia del cine. Este film no solo contenía las imágenes más brutales de terrofagia (destrucción ambiental por causa de la exploración y extracción de minerales) que se habían visto en ningún otro film, sino que además dejaba claro en su guión el interés (o la obsesión) que mantiene el Gobierno de los Estados Unidos sobre nuestras reservas naturales.
Seis años después de este anuncio y de este affaire de la guerra sucia que se mantiene sobre nuestra percepción como país, como venezolanos, el presidente Nicolás Maduro firmaba el decreto que reserva al Estado venezolano el derecho y la potestad de explotar este superconductor mineral. Y en 2017 entra en operaciones la primera empresa dedicada a la exploración y explotación de este superconductor mineral, la Empresa Mixta Minera Ecosocialista Parguaza, ubicada en el estado Bolívar. El socio del Estado en esta empresa es la Corporación Faoz.
La empresa mixta produjo su primera tonelada de coltán en septiembre de este año. En ese entonces, César Sanguinetti, presidente de la empresa, afirmó que mientras se calibraba y adaptaba la maquinaria a las condiciones del terreno podrían producirse 20 toneladas mensuales de coltán.
César Sanguinetti fue diputado de la Asamblea Nacional por el estado Amazonas y magistrado de la Corte Suprema de Justicia. De entrada comenta que por encima de cualquiera de sus títulos es indígena, y que por lo tanto cree en la cosmogonía de sus pueblos: “Si no creyera, no estaría en este proyecto”. Luisa Alcalá es su Gerente General, representante de la corporación Faoz, profesora universitaria, experta en petróleo y minería.

Luisa Alcalá y César Sanguinetti
Ambos son los responsables, junto a un equipo transdisciplinario de profesionales en diferentes áreas, de esta iniciativa empresarial ecosocialista, en la que el Estado tiene 55% de las acciones y la empresa privada con capital nacional el 45% restante. En la sede de la empresa aceptaron dar estas declaraciones.

--Uno de los ataques al Arco Minero del Orinoco en medios nacionales e internacionales ha sido desde la semántica: ¿cómo es eso de una minería ecológica? Todo daño ecológico puede ser ambiental, comunitario y humano.
C.S.
Lo que se viene haciendo y queremos hacer, se trata de un gran reto que podría servir de ejemplo para el mundo. Tenemos la responsabilidad de generar este nuevo enfoque, esta nueva visión en el enfoque del desarrollo minero ecológico, a través de una interacción con las comunidades indígenas, cuidando lo espiritual y el patrimonio natural, justamente. Estas tierras donde se dio esta concesión para la explotación del coltán son de los piaroa, de hecho los piaroa se han venido integrando como trabajadores de la empresa y en el desarrollo permanente de las acciones de la empresa, que respeta su cosmogonía.

--¿Cómo se da el proceso de la concesión?
L.A. Inicialmente la otorga el Presidente de La República, Nicolás Maduro, y el hecho de estar plegados a la Constitución. Somos parte de la decisión luego de una consulta que se hizo durante tres meses, y que se da en el seno de comunidades indígenas. Tenemos esa concesión autorizada por ellos, para explotar diversos minerales, pero por ahora lo que hemos encontrado es coltán. Queremos sumarle a la nación beneficios directos de esta explotación, que no exista fugas de capitales.

--¿Como se piensa resarcir los daños, que sabemos son inevitables?
L.A. Tenemos dos zonas por resarcir, por reforestar, con profesionales indígenas dentro del área ambiental, como es política de la empresa. Una es las zonas afectadas por la minería ilegal, y una segunda, la que la empresa vaya a explorar.
C.S. Ya estamos reforestando la que por 15 años o más ha sido afectada por efectos de la minería ilegal, y la venimos reforestando con las mismas especies de estos ambientes.

--¿La empresa es autosuficiente con la producción a través de sus propios insumos, o necesita comprarle al minero artesanal para alcanzar las metas?
L.A.
Podemos ser autosuficientes, pero debemos comprarle a los mineros artesanales, siempre que se organicen y estén registrados como Brigadas Mineras por la Misión Piar, de lo contrario no se puede.

--¿Ya se les está vendiendo coltán a los principales compradores del mundo, a pesar del bloqueo financiero que se mantiene por parte de Estados Unidos sobre nuestro país?
C.S. Hasta ahora no, esto obedece hasta ahora a un trámite administrativo, se trata de una licencia de exportación. En este momento estamos en trámites, ya que esa licencia la da el Banco Central de Venezuela. Podríamos producir más de 20 toneladas mensuales, pero en esta primera proyección estamos siendo prudentes, previendo resultados conservadores.

El kilo de coltán en el mercado internacional fluctúa entre los 40 y los 120 dólares, dependiendo de la calidad y cantidad de sus componentes, de modo que una explotación sostenida pudiera significar un paso importante en la misión de generar divisas no petroleras.
Discernidora de coltán en Parguaza

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