lunes, 4 de diciembre de 2017

La rebelión de Nuevo Callao y el poblado posible (IV y final)

El poblado actual; el poblado posible


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Plaza Bolívar de Nuevo Callao. Pocas comunidades mineras cuentan con este homenaje simbólico a la venezolanidad
José Roberto Duque

Durante la visita realizada a Nuevo Callao a mediados de noviembre de 2017, uno de los jóvenes trabajadores del Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico que participaban en el Registro Único Minero hizo esta observación: “Este es el primer poblado minero que hemos visitado que tiene una Plaza Bolívar”. En efecto, allí existe un pequeño busto del Libertador en un pedestal de cemento, y escoltándolo, las banderas de Venezuela, del estado Bolívar y del municipio Sifontes. Le pareció digno de ser anotado como curiosidad, y en efecto esa curiosidad ratifica el carácter de poblado minero atípico. Y nos introduce en la expectativa del fundador Luis Marcano: “Sé que no me voy a morir sin ver como esto se convierte en un pueblo de verdad, con escuela, hospital y buenos servicios”.

Algunos datos culturales o demográficos comienzan a revelar qué cosas faltan para que el pueblo pueda comenzar a considerarse como tal y no un simple poblado temporal. Uno de ellos está asociado a la historia remota y otro a la historia en construcción: no hay un cementerio actual (existe uno del siglo 19, en Rancho de Zinc) ni un lugar acondicionado para que nazcan nuevos pobladores. En los alrededores, sobre todo en la comunidad indígena de Los Guaica, es natural y cotidiano que las parteras se ocupen de los nacimientos, pero ese saber y esa práctica no ha sido absorbida por la población criolla.

Pobladores kariña inscribiéndose en el Registro Único Minero

Cuando una habitante de Nuevo Callao está en las últimas semanas de su gestación es sacada a tiempo para que dé a luz en Tumeremo. Los pobladores más antiguos tienen noticias de una sola criolla que dio a luz cuando apenas comenzaba a cruzar el río Botanamo, y ese ha sido el único nacimiento de un criollo en el territorio desde la fundación. Como se ha dicho, los nacimientos de indígenas sí son más frecuentes pero la mayoría no han sido registrados.

Las fortalezas actuales del proyecto o anhelo de poblado son dos, aparentemente antagónicas como productos culturales y económicos: la producción aurífera y la vocación agrícola. La primera es obvia; sobre la segunda habrá que hacer algunas precisiones más abajo.

Hasta el momento, en Nuevo Callao se produce oro de manera convencional, como en el resto del país: se usa mercurio, está presente el sistema de “la bombita” y en general ha habido poco estímulo para adentrarse en esquemas o tecnologías más cuidadosas del medio ambiente. Se supone que las directrices y filosofía del Arco Minero del Orinoco han llegado para instalar una nueva cultura de la explotación minera. En el censo realizado por el Registro Único Minero a mediados de noviembre de 2017 se inscribieron 715 habitantes (más de 400 mineros activos), y se inscribieron como activos y georreferenciados 41 verticales (“barrancos” con sus galerías de explotación) y 25 molinos. Esto, más la existencia de entes organizados de trabajadores le otorgan personalidad a la actividad económica predominante, que es la minería.

Los mineros más antiguos coinciden en señalar que las minas de la zona tuvieron un mejor tiempo puesto que ha mermado la producción. Algunos testimonios dicen que se producían de 10 a 30 kilos de oro en un día hacia 1996, y que hoy rara vez se producen 5 kilos. Segundo Ramos y su hijo Junior, provenientes del estado Zulia, llegaron al poblado sin equipo ni experiencia y los resultados obtenidos han sido lentos y modestos, pero no los desaniman: en tres meses de trabajo han obtenido 7 gramas de oro. Hay días atípicos en que un solo minero se alza con 5 gramas en una sola jornada, y muchos otros días o semanas enteras en que no obtiene ninguna.
La balanza de platillos, la romana y la balanza electrónica, instrumentos para pesar el oro
Pero todavía queda en la zona un potencial que ha de aprovecharse cuando se introduzcan las nuevas tecnologías.
Sucede que, producto de la trituración y molienda de las rocas, resulta una arena que ha quedado almacenada al lado de los molinos. El mercurio capta hasta 30 por ciento del oro presente en los materiales procesados, pero en esas arenas residuales todavía queda 70 por ciento de oro, y en Nuevo Callao es posible ver varias pequeñas montañas de esas arenas. Cuando se produzca la migración tecnológica del mercurio hacia el cianuro esas arenas van a producir un segundo boom, pues es un material que ya ha sido extraído y sólo queda activar una o más plantas de cianuración, que por cierto es una de las misiones y objetivos del Arco Minero del Orinoco a mediano plazo.
En la arena sobrante de la molienda del material está 70 por ciento del oro. Cuando llegue la nueva tecnología Nuevo Callao podrá disponer de esta riqueza
Los precios a través del tiempo
Cuando llegaron los fundadores de Nuevo Callao el gramo de oro costaba 28 bolívares. Carlos Sarría asegura haber vivido el tiempo en que el gramo se vendía a real y medio (Bs. 0,75). Recuerda haber extraído en una buena jornada 36 gramos de oro, y por esa cantidad le pagaron 350 bolívares, en 1996. Luis Marcano, actual bodeguero, fundador y cronista del poblado, conserva unos cuadernos donde llevaba la contabilidad de su negocio en la década. El documento es interesante porque registra la evolución del precio de la grama (un gramo) de oro, al menos entre los años 2003 y 2004. La evolución del precio del gramo o grama de oro ha sido así:
  • Diciembre de 2003: Bs. 30.000 (tomar en cuenta que se trata del viejo bolívar, antes de la reconversión del año 2008).
  • 3 de enero de 2004: Bs. 30.200
  • 11 de enero de 2004: Bs. 31.500
  • 8 de febrero de 2004: 32.500
  • 12 de febrero de 2004: 32.000
Y así, con pocas y pequeñas fluctuaciones, hasta que en marzo de 2004 se sitúa en Bs. 32.700.
A mediados de marzo de 2004 Luis Marcano compraba el gramo en 30 mil bolívares y lo vendía en 33.200, y en mayo lo compraba en 27.000 y lo vendía en 28.000.
Cuadernos con las cuentas de Luis Marcano: precios del oro a finales de 2003 y principios de 2004
El resumen de los registros del último año es el siguiente:
En diciembre de 2016 el gramo estaba en Bs. 50, y en enero sufrió un descalabro y se ubicó en Bs. 25. Dicen los compradores que es un movimiento usual en la temporada: en diciembre suben los precios porque la producción se reduce, debido a que los trabajadores salen de vacaciones y dejan semidesiertas las minas, y en enero retorna la producción a su nivel y los precios se estabilizan.
A principios de noviembre de 2017 el precio de una grama era de 700 mil bolívares en El Callao. El 20 del mismo mes ya estaba en 1 millón 700 mil (el mejor precio lo pagaba la estatal Minerven), y los primeros días de diciembre ha rebasado los 2 millones.
El desbalance y la perturbación tiene el mismo origen que el resto del desacomodo de la economía en el país: el precio del oro toma como referencias la onza troy (valor internacional del oro) y el valor irreal del dólar reflejado en la página Dolar Today.
Como ya se dijo en la entrega anterior, todavía se compra y se vende mercancías con gramas y puntos de oro.

Mineros, conuqueros y pentecostales
Sorprende detectar una sólida vocación agrícola en medio del furor minero. Como los pobladores fijos o temporales de este caserío provienen de muchas partes de Venezuela suelen traer consigo costumbres y prácticas que tienen mucho sentido y pertinencia en estas regiones. Dicen las leyendas o nuestros prejuicios que, como la mayoría de la población minera es nómada y no habituada o dispuesta a echar raíces, la agricultura es totalmente ajena a estos territorios. La realidad en Nuevo Callao derriba esa visión determinista y fatal.

Dentro y en los alrededores de la zona residencial, incluso al lado de los molinos y maquinarias, pueden verse conucos organizados, pequeños huertos y sembradíos medianos donde puede verse una buena cantidad de plátano, ocumo, yuca, maíz, cambur, lechosa y hortalizas varias. Héctor Franco, quien es trabajador de Minervén y en su juventud fue participante de la Rebelión de 1995 y fundador del poblado, tenía 19 años sin visitar la zona y quedó sorprendido con este detalle; en los tiempos de la fundación no existía este impulso agrícola.
Yuca, ocumo y maíz en distintos conucos: la agricultura conviviendo con la minería
Consultados al respecto, los pobladores explican sin ningún esfuerzo el "misterio": la gente siembra porque en sus pueblos de origen se sembraba, y porque comprar alimentos representa un gasto demasiado alto. Cuando la gente va a Tumeremo aprovecha para comprar las cosas que no es posible obtener mediante la siembra de vegetales o la cría de animales (azúcar, café, aceite), y cuando esos insumos faltan pueden comprarlos en la bodega de Luis Marcano. Pero el carbohidrato duro proporcionado por los tubérculos y musáceas y la proteína animal se obtiene del entorno; los kariña son buenos cazadores y suelen presentarse en el pueblo con pescado y piezas de cacería.

Casi todos coinciden en afirmar que el pueblo es pacífico y la convivencia ha mejorado desde que, hace un año, los pobladores decidieron que no se vende ninguna especie alcohólica en Nuevo Callao. Al parecer los únicos dos crímenes violentos ocurridos en 22 años de historia tuvieron que ver con borracheras fuera de control. Al margen de esos episodios están los casos de bandas organizadas (en esta zona se produjo la lamentable matanza de mineros en 2016, por parte de una banda que ha sido disuelta) que se han mimetizado en la población y controlan algunos procesos. Sólo un habitante de Tumeremo se atrevió a comentar el estado de zozobra permanente del que nadie en Nuevo Callao aportó ningún otro testimonio: "Los mineros y dueños de molinos tienen que trabajar vigilados por los tipos que después le quitan la mitad del oro". Dato que está debidamente monitoreado por las autoridades.

El otro factor que ha excluido el consumo de alcohol en el poblado es la creciente influencia de la iglesia evangélica o pentecostal. "Iglesia Anunciadora de Sión", es el culto central en el pueblo. Más allá, en Botanamo, donde también hay una Plaza Bolívar, el artista que esculpió el busto del Padre de la Patria invirtió todo el material que le quedaba en realizar esa, su última obra: el escultor acababa de abrazar la religión y ésta le impide adorar ídolos, así que hizo esa última excepción y elaboró la efigie de Bolívar.

***

Las necesidades que es urgente y prioritario cubrir para hacer posible a este poblado remoto son: una vialidad en buenas condiciones, una presencia fuerte del Estado, de sus instituciones y mecanismos de seguridad; instalaciones educativas (aquella vieja escuela funcionó sólo unos pocos meses) y de salud, y un sistema de comunicaciones telefónicas adecuado a los tiempos. Acá se realizan operativos de vacunación pero no cuentan con un ambulatorio. El traslado de enfermos o lesionados hacia Tumeremo debe hacerse a través de una carretera tortuosa e inhóspita, y a la hora de las emergencias se debe desembolsar una suma muy alta para contratar el helicóptero.

Los recursos monetarios y el músculo humano están disponibles. Habrá que asomarse en los próximos meses a ver cuánto y cómo ha evolucionado el poblado hacia su sueño de ser un pueblo consolidado.

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