La fundación
Una asamblea durante el arranque del Registro Único Minero en Nuevo Callao (noviembre 2017) |
José Roberto Duque
Producto de una
rebelión (La rebelión de 1995), coronada con una toma popular de
minas y territorios que eran usados como hacienda privada por una
empresa transnacional (la Greenwich Resources, de capital inglés),
comienza a formarse en mayo de 1995 una comunidad minera. La “bulla”
de Nuevo Callao convocó a gente de muchos lugares del país, como
suele pasar cada vez que se corre la voz de que fue encontrado un
nuevo yacimiento, con la diferencia de que esta vez no se trataba de
una veta recién descubierta. Se trataba de un sistema de minas
activas y por descubrir expropiadas por el pueblo organizado a una
empresa depredadora, que en su afán de ejercer dominio pleno sobre
17 mil hectáreas de territorio no permitía el paso ni el ejercicio
de ninguna actividad a venezolano alguno.
La otra diferencia
era que los activistas y fundadores dela comunidad tenían una visión
distinta a la de la mayoría de las zonas mineras. Por lo general
alrededor de las minas se forman comunidades provisionales, sin
vocación de permanencia; más bien campamentos portátiles y
transitorios que son abandonados cuando merma la producción y se
termina la “fiebre” del oro. En el caso de Nuevo Callao el
sentimiento predominante era de fundación y permanencia. La gente
que participó en la toma creía importante ejercer soberanía sobre
un espacio ubicado a relativamente pocos kilómetros del Esequibo.
Veintidós años
después todavía viven en el poblado algunos de aquellos fundadores:
Luis Gernónimo Marcano, María Teresa Hernández, Carlos Sarría;
Vidal Betancourt, José Luis Sulbarán, Simón Pérez, Pedro Ruiz,
Miguel González, Nancy García y varios otros. Este intento de
reconstrucción histórica y actual fue realizado a partir de los
testimonios de varios de ellos.
Luis Marcano y María Teresa Hernández. Fundadores y testimoniantes de la historia del poblado |
Las dos fundaciones
El punto original de
la fundación fue un sector que se llamó Pueblo Viejo, a orillas del
río Botanamo. Entre este punto y Rancho de Zinc, que era la base de
operaciones de los ingleses, hay que realizar un recorrido de unos 5
kilómetros por una carretera de tierra; en esa época no eran muy
distintas las condiciones.
Durante los primeros
meses de la fundación hubo intentos de desalojo por parte de los
cuerpos de seguridad del Estado, alegando que había demasiadas
personas poblando las riberas de un río, y esto era considerado un
crimen ambiental (“crimen ambiental” a poca distancia de donde
funcionaba un monstruo que devastó por años la zona selvática). El
río Botanamo va a desembocar al Cuyuní.
La tensión entre
los pobladores y las autoridades era permanente, pero el poblado
comenzó a cobrar forma poco a poco, con más organización y
criterio de comunidad que un campamento minero común y corriente.
Había una escuela en la zona de Rancho de Zinc, y los niños y la
única maestra eran llevados desde Pueblo Viejo hasta la sede de la
escuela en helicópteros ("pájaros", en el lenguaje local) alquilados a las compañías Ranger y
Aerotécnica. La Ranger todavía presta servicios en Tumeremo y sus alrededores.
Un
día de 1996 se presentaron las autoridades sin ánimo de discutir
más el asunto y comenzó un intento de desalojo a la fuerza. La
población se movilizó para su defensa y el clima de represión
encontró eco en Tumeremo, donde hubo un paro activo y protestas en
la carretera nacional. Hasta que las autoridades decidieron negociar
con los fundadores. Éstos aceptaron retirarse de la orilla del río
y adentrarse hacia la zona de las minas, donde fundaron dos espacios
residenciales: Peladero 1 y Peladero 2. En estos dos espacios
construidos en mitad de la selva, pero mucho más cerca de la zona de
operaciones mineras, se encuentra todavía el núcleo más importante
de Nuevo Callao. Allí viven varios de los antiguos fundadores, sus
familias y personas que vienen a probar suerte con la minería.
De ese mismo año data la fundación de la Asociación Civil Agrominera Sifontes, un ensayo de organización gremial de trabajadores de la pequeña y mediana minería.
Un reloj-afiche de la primera asociación de trabajadores de la minería en el poblado |
Lo que dejaron los
“gringos”
El campamento y zona
de explotación de la Greenwich Resources había requerido el arrase de buena parte
de la vegetación circundante, por razones operativas: utilizaron la
madera para construir casas y para mover los molinos y otra
maquinaria industrial, que era a vapor. Ha sido lenta pero sostenida la
recuperación del bosque; ya las zonas donde se levantaban las casas
de los “gringos” y algunos equipos abandonados pueden verse
semicubiertos por la vegetación, y apenas pueden verse vestigios de
las fundaciones.
Los actuales
pobladores también han hecho sus casas de madera. Todas están
hechas de madera y techos de zinc. No hay nadie construyendo con
barro u otros materiales. Todavía abundan los buenos “palos” de
construir: pulgo, pardillo, algarrobo, caramacate, zapatero.
Vivienda de un trabajador minero en el sector Peladero 2 |
Durante los primeros
meses, al comenzar la explotación de las riquezas por parte de los
pequeños mineros, hubo un impulso poblacional importante y en la
memoria de los más antiguos ha quedado el recuerdo de los primeros
expendios: había bodega, restaurant, frutería, venta de ropa,
farmacia, servicio de radio transmisor para comunicarse con Tumeremo.
Cada día se mataba una res y la carne se vendía entre la población.
El bodeguero es el personaje mas importante del circuito comercial de
una mina, pues es el que les vende comida a crédito a los
trabajadores, que cancelan cuando comienza a aflorar el oro.
No había dinero en esa alborada de Nuevo Callao; las transacciones se realizaban en oro. El oro como valor de cambio se usaba y todavía se usa para comprar casi todo lo que puede comprarse con moneda. No es el gramo (o grama) la unidad menor; un gramo de oro está dividido en diez "puntos" (es decir, cada una de las diez partes en que se divide un gramo es un punto). El peso de un punto es el de un fósforo; puede verificarse esta equivalencia en una balanza manual o electrónica. Rubén Sierra vendía catalinas, queso y otros alimentos y cobraba en puntos de oro. Lo mismo "El Gocho" Pedro Ruiz, que traía helados desde Tumeremo e iba de casa en casa y de barranco en barranco cambiando su mercancía por partículas de oro.
No había dinero en esa alborada de Nuevo Callao; las transacciones se realizaban en oro. El oro como valor de cambio se usaba y todavía se usa para comprar casi todo lo que puede comprarse con moneda. No es el gramo (o grama) la unidad menor; un gramo de oro está dividido en diez "puntos" (es decir, cada una de las diez partes en que se divide un gramo es un punto). El peso de un punto es el de un fósforo; puede verificarse esta equivalencia en una balanza manual o electrónica. Rubén Sierra vendía catalinas, queso y otros alimentos y cobraba en puntos de oro. Lo mismo "El Gocho" Pedro Ruiz, que traía helados desde Tumeremo e iba de casa en casa y de barranco en barranco cambiando su mercancía por partículas de oro.
La exploración
inicial de lo existente fue ardua y a ratos mortal. Tres hombres
bajaron sin protección a explorar una galería abandonada y
caminaron sobre gruesas capaz de guano de murciélago. A los pocos
días dos de ellos fallecieron, presumiblemente de una enfermedad
respiratoria, después de ponerse amarillos.
***
Próxima entrega: Arco Minero del Orinoco y futuro de Nuevo Callao
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