martes, 7 de noviembre de 2017

“Este que está aquí se queda en El Callao”


Darwin Lizardi: "cuando el trabajo forma parte de una cultura no es explotación"


Como muchísimos hombres nacidos en El Callao en todas las épocas, Darwin Lizardi supo lo que era trabajar en una mina de oro desde que era un niño, a los ocho años de edad. En las ciudades nos acostumbramos o nos acostumbraron a espantarnos de un fantasma legal, y a veces moral, llamado “trabajo infantil”. Darwin comenta el asunto con toda naturalidad: “Es que el trabajo minero aquí es una cultura. Yo estudiaba en la escuela y después el bachillerato, pero ya había una tradición en la familia; y en casi todas las familias de aquí es igual. A uno le decían: 'Si no vas a la escuela no vas a la mina'. Entonces uno se mentalizaba que tenía que estudiar toda la semana para ir el sábado a una mina o a un molino a ayudar a un hermano a la mamá o al papá. Si la minería le está dando de comer a una familia y los niños van a participar de esa actividad con sus padres, eso no se llama explotación”.

Paréntesis: en Barlovento, uno de los datos socioculturales que amenazan el cultivo del cacao es el poco arraigo o la imagen negativa que tiene la siembra y cosecha de ese fruto ancestral entre los jóvenes. El caso barloventeño es diametralmente opuesto al de El Callao y su cultura minera: cuando un muchacho tiene mala conducta, no va a clases o sale mal en los exámenes, los padres lo amenazan con tremendo “castigo”: tiene que ir a recoger cacao con sus padres. En Barlovento recoger cacao es un martirio; en El Callao, buscar oro es una actividad en la que los muchachos aspiran a participar. Fin del paréntesis (y esperemos que no sea el fin de la cultura del cacao).

Sentencia este joven de 28 años que en esta zona “el que no sale minero sale futbolista, y el que no, pues es cantante o músico de calipso”. En su caso, la opción primera fue la minería por razones de peso: su abuelo paterno, español llegado aquí por la fiebre del oro, fue propietario de la Mina Isidora, una de las grandes y emblemáticas de los alrededores. Este abuelo le vendió esa mina al Estado. Hoy está bajo administración de Minervén. Pero Darwin también sabe de muchos jóvenes que decidieron estudiar e irse a probar suerte en otras fronteras. Un amigo suyo, que fue minero y al mismo tiempo cantante de la banda más grande de calipso de El Callao (“The same people”) emigró hacia México y allá se gana la vida como chef.

Luego está el fútbol, tema histórico y motivo de orgullo para este pueblo minero. Cerca de la comunidad de El Perú, en El Caratal, se encuentra la cancha donde se jugó fútbol por primera vez en Venezuela. En una esquina de esta cancha recibe sol y olvido un pequeño pedestal donde hubo alguna vez una placa conmemorativa de ese hecho histórico. Alguien desmontó esa placa y olvidó ponerla otra vez en su lugar, como ha olvidado todo el mundo los pormenores de ese encuentro. No hay que culpar a los lugareños; eso de ver a un montón de europeos jipatos corriendo durante una hora y media detrás de un balón bajo el solazo guayanés no es algo que la gente quiera recordar.

Ahí mismo en El Perú se encuentra uno de los mayores yacimientos de oro de las cercanías. Hoy existen buenas condiciones para que El Perú tribute su producción de oro al Arco, y en esas gestiones andan los habitantes de la comunidad. Por cierto que la familia de Darwin Lizardi administra un molino cerca de la mina de El Perú.

Este Darwin tiene algo que decir sobre la minería “limpia”, sobre los métodos y tecnologías posibles y deseables para hacer de la minería un asunto menos destructivo de la naturaleza. “Aquí en el municipio El Callao se ha demostrado que sí es posible hacer minería sin contaminar. Tú abres un hueco pequeño, te metes allá abajo, no estás rompiendo matas ni acabando con la naturaleza. Pero hay otro sistema, muy dañino, que es la famosa bombita, a punta de manguera. Tienes que despejar 50 hectáreas y empieza la bomba a bajar arena. Y hay compradores de oro que queman el mercurio al aire libre. Todo eso puede evitarse y controlarse”.

Le parece que el cianuro tiene ventajas pero sabe de las condiciones que debe haber para que sea viable: “El cianuro es una opción siempre que haya seguimiento y control del Estado, y adiestre a los mineros para que trabajen con esa sustancia”.

Militante activo de la Juventud del PSUV, ha visto pasar y quedarse momentos difíciles, pero cree que todavía es posible hacer política. “Nosotros somos nativos de aquí y sabe la clase de gente que es uno”, dice con orgullo y seguridad de su imagen. “Se puede hacer política, pero la gente quiere que haya respuestas del Gobierno. Aquí normalmente votan por el chavismo entre ocho mil y nueve mil personas; en estas últimas elecciones votaron cinco mil. Creo que tiene que ver con las cosas que no se han resuelto, entre ellas eso de que todavía la pequeña minería no está regularizada. Los mineros no salieron a votar como antes y creo que puede haber sido por eso”.

--¿Qué vas a hacer con tu vida? ¿Te quedas o te vas?
--A pesar de que hemos tenido momentos difíciles por el tema de la seguridad yo me quedo aquí. Mi mamá ha estado a punto de vender la casa y todo lo que tenemos para irnos. Yo le he dicho: “Se irá usted sola, porque este que está aquí se queda”.

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